Buenos Aires -

"No, en serio. ¿En Primera de qué equipo sos?". Mariano escuchó la pregunta por segunda vez en un par de minutos y sacudió la cabeza con incredulidad. "De Ferro, te dije. Cómo se nota que sos muy pibe y no sabés nada de nada. ¡Ferro estuvo casi toda la vida en Primera y ganó dos campeonatos!". Su respuesta estaba enmarcada por el orgullo por los viejos buenos tiempos y por un dejo de rabia por el dolor de ya no ser. Es que Ferro, que está cumpliendo dos décadas perdido en el fútbol de Ascenso, es uno de los tantos conjuntos históricos que se extrañan en la máxima categoría del fútbol argentino. Protagonistas todos de un ayer demasiado perdido en el pasado y que no parece que se vuelva presente en el futuro inmediato.
Ferro, Platense y Atlanta son algunos de los antiguos participantes regulares de los certámenes de Primera que se han perdido en el olvido o en la romántica evocación de épocas mejores. Sus hinchas atesoran recuerdos que se diluyen o se engrandecen a medida que los calendarios se suceden unos a otros. Ya hace mucho que no están. Demasiado.
El 11 de Junio de 2000 Lanús le ganó 7-0 a Ferro. El partido, correspondiente a la 14ª fecha del Torneo Clausura, significó la anticipada despedida del club de Caballito de la elite del fútbol argentino. Una despedida tan anticipada que se dio cinco jornadas antes del final de la temporada... Pasaron dos décadas y el Verde no volvió. Es más, se perdió en los laberintos del Ascenso y eso llevó a que una generación de hinchas no sepa de su glorioso pasado en Primera. Se perdió hasta la noción de histórico duelo con Vélez, al punto que los hinchas Fortineros creen ver rivalidades tradicionales con Chicago, All Boys y hasta San Lorenzo. Ignoran que el "Clásico del Oeste" enfrentó toda la vida a Ferro y Vélez.
Cuando el árbitro Fabián Madorrán decretó el final del partido en esa cancha de viejos tablones de madera en Avellaneda y Martín de Gainza una tristeza irreparable se apoderó de los simpatizantes Verdolagas. Ferro llevaba 22 años como miembro habitual del círculo privilegiado de equipos de la A. La crisis económica que ponía en jaque la existencia del club hizo mella en el fútbol. Sin recursos y con administraciones incapaces que poco ayudaban a mejorar la situación, las formaciones iban perdiendo jerarquía y las figuras del pasado les cedían paso a jugadores de mucho menor nivel y a pibes de las inferiores arrojados a la hoguera sin importar si terminarían chamuscados o no.
Atrás habían quedado los años gloriosos a las órdenes de Carlos Timoteo Griguol que lo catapultaron a los títulos en los Nacionales de 1982 y 1984. Ese último año puso de rodillas nada más y nada menos que al River de Norberto Alonso y Enzo Francescoli. Antes le había pisado los talones al Boca campeón de 1981 con Diego Maradona y Miguel Brindisi como estandartes. Eran tiempos de Carlos Barisio (luego atajó Eduardo Basigalup); Oscar Agonil o Roberto Mario Gómez, Héctor Cúper, Juan Domingo Rocchia (lo sucedió Víctor Marchesini), Oscar Garré; Carlos Alberto Arregui, Gerónimo Saccardi (el ídolo máximo que le dejó el puesto a Jorge Brandoni), Adolfino Cañete; Claudio Crocco (más tarde Hugo Noremberg), Alberto Márcico o Julio César Jiménez y Miguel Angel Juárez (Roberto Gargini jugó después).
En esos nombres se resumen los días más felices de una institución que le dio vida a una famosa delantera conocida como La Pandilla (Juan José Maril, Alfredo Borgnia, Jaime Sarlanga, Bernardo Gandulla y Raúl Emeal) en 1937. Pero si esto no es suficiente para golpearse el pecho, en el ´81 Barisio, fallecido el 5 de Febrero último, mantuvo invicto el arco del elenco de Caballito durante 1.075 minutos, la mejor marca desde 1931 en Primera. Antes de la época dorada de títulos, jugó la "Chancha" Héctor Arregui, un prócer Verdolaga. Dos símbolos de Boca, como Antonio Roma y Silvio Marzolini surgieron con la camiseta del club y el "Huevo" Marcos Acuña, uno de los nombres de la nueva camada de la Selección Argentina, también actuó en Caballito, pero ya en el Ascenso.
Cuando a Mariano le preguntan "¿en Primera de qué equipo sos?", no se cansa de responder que ama a Ferro y se enorgullece de los días de gloria. Del mismo modo que lo hacen los hinchas de Platense y Atlanta. Porque por más que hayan transcurrido dos décadas, todos siguen sintiéndose de Primera.

Nota: Carlos Viacava (www.laprensa.com.ar).

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